sábado, 18 de mayo de 2024

UN PASEO POR LA JUDERÍA DE SEVILLA

 Vamos a pasear visitando lugares con mucha historia.

El Barrio de Santa Cruz, entorno donde comenzamos esta ruta, es fruto de un romanticismo decimonónico con una estética pintoresquista cuya finalidad era la de atraer la mirada (y el bolsillo) del viajero burgués de otros países europeos que buscaba aires exóticos en la capital hispalense y en toda la geografía andaluza. Por otro lado, en el siglo XIX acabó con las Españas de ultramar y se buscaba ansiosamente la restauración de una identidad en crisis haciendo renacer estilos historicistas que reivindicaban lo castizo.

Terminaremos este recorrido en el barrio de San Bartolomé, que también formaba parte de la judería sevillana, y que conserva muchos edificios centenarios datados desde la época renacentista hasta el regionalismo andaluz.

Pórtico principal y torre campanario de la Iglesia de San Bartolomé.

Punto cero del recorrido

El comienzo del recorrido es un emblemático lugar: la Plaza de los Refinadores, junto a la estatua de don Juan Tenorio, muy cerca de la calle más estrecha de Sevilla: la calle Mariscal, que en su espacio más angosto mide solo 101 cm. En el siglo XVI, esta calle se llamaba Trasbolsa por la ubicación cercana de un banco.

La Plaza de los Refinadores y la Plaza de los Curtidores nos indican que hace tiempo por esos lugares se trabajaba la artesanía de las pieles. La ubicación de los talleres de estos gremios medievales se debe a la cercanía con el antiguo matadero que estaba a las afueras de la Puerta de la Carne y porque estaban lindando con el arroyo Tagarete, cuyo aporte de agua era fundamental para el lavado de los cueros.

También de esta plaza parte otra calleja muy estrecha que nos lleva a la Plaza de Santa Cruz y donde se encuentra un capitel datado en el siglo VI. Durante la primera mitad del siglo VI, Híspalis era visigoda; mientras que, en la que en la segunda mitad de dicho siglo, la ciudad formaba parte de la Hispania bizantina.

(1) Casa para Luis Prieto (1915-1919).

Fuentes:

https://sevillasigloveinte.blogspot.com/2008/02/casa-para-luis-prieto.html

https://www.alquiansa.es/restauracion-de-la-balconera-de-un-edificio-singular-de-anibal-gonzalez

http://www.gelannoticias.com/doc/historias/Edificios_regionalistas_de_Sevilla.pdf

Esta maravillosa casa regionalista se enclava en el barrio de Santa Cruz, en la Plaza de los Refinadores, presidida por el monumento al galán de la literatura española. Una figura erguida con gallardía y ataviada con atuendo del siglo XVII representa a Don Juan Tenorio. Esta obra del escultor Nicomedes Díaz Piquero está ahí viendo pasar el tiempo desde 1975.

Sin duda, este edificio es una de las obras cumbres del regionalismo en Sevilla, aunque sea muy poco conocida. Se proyectó como casa unifamiliar. Hoy, su espacio habitable está dividido en apartamentos que son viviendas de particulares. Guarda el estilo sevillano no solo en su exterior, sino también en su interior.

Es de estilo neo-renacentista con tres plantas. La casa está formada por planta baja más dos alturas que se corresponde con la configuración de la típica casa sevillana (3x3) que sería muy usada por los arquitectos regionalistas.

La primera planta presenta un zócalo de ladrillo visto y su paramento avitolado se reviste de mortero de cal pintado en blanco, los vanos de ventana se enmarcan con arcos de medio punto en ladrillo moldeado presentando una bella cerrajería, en especial las que se sitúan en la plaza.

La portada central es de ladrillo tallado rematada con pináculos, y que incluye un pequeño vano bajo el frontón. Está inspirada en la estética de múltiples casas palacio de los siglos XVII-XVIII que vemos en Écija: Palacio Almenara Alta, Casa J.N. Díaz Custodio, Casa Palacio de Cárdenas Prado Castellano...

Hay que destacar la solución de la esquina, donde el arquitecto orienta el ventanal superior al sureste, montado en torno a él un retablo en ladrillo tallado con dos columnillas soportan un arco de medio punto.

En lo alto, el frontón sobresale de la línea del techo de la casa. La espectacular balconera, en tamaño y belleza, rompe con la armonía del cuerpo superior, sobresaliendo un metro de la fachada. Es magnífico el uso del azulejo bajo el suelo de la balconera, la teja vidriada en los tejaroces, así como la sofisticada forja de los soportes de la balconera en espiral (restaurada en 2021).

Artículo con excelente documentación gráfica: HAZ CLIC AQUÍ.

(2) Necrópolis sefardí

Fuentes:

https://culturadesevilla.blogspot.com/2013/03/sevilla-oculta-necropolis-sefardi-de.html

https://institucional.us.es/revistas/spal/5/art_11.pdf

Extramuros de la Sevilla medieval, a las afueras del barrio de la judería y limitado por el arroyo Tagarete se ubicaba el antiguo cementerio de la comunidad sefardí. A la vista solo hay una pequeña tumba cubierta con una bóveda de ladrillo. Muy cerca, una fotografía nos muestra la imagen del yacimiento arqueológico.

(3) El Balcón de Rosina

Ver artículo (sevillaxm2): HAZ CLIC AQUÍ.

De esta bella construcción destaca su bellísima portada tardobarroca del siglo XVIII procedente de un convento de Écija. Su bella arquitectura tiene una estética regionalista con fuerte sabor al historicismo romántico y un aire colonial de las Españas de ultramar, lo que hace un  guiño a la Exposición Iberoamericana de 1929, pues fue completamente reconstruida en una fecha cercana a dicho evento.

Su nombre se debe a que las leyendas urbanas afirman que este fue el escenario real de la trama que se escenifica en la famosa ópera del Barbero de Sevilla, lo que no es cierto ya que este edificio construido primeramente en el siglo XIX y reconstruido en los años 20 del siglo XX es muy posterior a la obra de Beaumarchais (siglo XVIII) que  Gioachino Rossini popularizó en el siglo XIX.

El caso de esta famosísima ópera inspirada en la ciudad no es un caso aislado. De hecho, a menudo se dice que Sevilla es el lugar en el que se han ambientado más óperas en el mundo. Es difícil constatar este hecho, pero lo que sí es cierto es que ha habido tantos autores que la han utilizado como marco para sus historias, que hay al menos un centenar de óperas cuyo argumento transcurre total o parcialmente en Sevilla. Por citar solo algunos ejemplos de primer nivel, podemos mencionar a Don Giovanni o Las bodas de Fígaro de Mozart, Fidelio de Beethoven, La Fuerza del Destino de Verdi o Carmen de Bizet.

(4) Plaza de Santa Cruz

Esta plaza ocupa el espacio de la antigua iglesia de Santa Cruz demolida debido, al parecer, al frágil estado en el que quedaron sus estructuras tras la invasión francesa, y por la manifiesta falta de voluntad de los gobiernos liberales y de sus autoridades locales para restaurarla. Se cree que fue construida sobre el solar de una antigua sinagoga ubicada en el lugar de una mezquita que fue cedida por Fernando III de Castilla a la comunidad judía tras la Reconquista.

Los restos de Bartolomé Esteban Murillo descansaban en la desaparecida iglesia, motivo por el cual (en reparación de una pérdida tan grande y gravosa) se honró al célebre pintor bautizando con su apellido a los jardines cercanos que se hicieron en el siglo XIX.

La cruz de la Plaza de Santa Cruz

Fotografías y más información: HAZ CLIC AQUÍ.

Es una cruz de hierro forjado sobre una base formada por una estructura piramidal que se apoya sobre una estructura octogonal hecha también de forja. Sobre la base hay cuatro brazos con forma de serpientes que sostienen un farol cada uno. En las esquinas hay esculturas que pueden ser representaciones de los cuatro evangelistas. También hay figuras de ángeles. La base tiene una decoración de motivos vegetales y geométricos. Toda la estructura de hierro forjado está colocada sobre una plataforma escalonada de ladrillo.

Se conoce a este emblemático tesoro de nuestro arte de la forja como Cruz de la Sierpes o como Cruz de la Cerrajería. Fue realizada por el maestro herrero  Sebastián Conde ("rejero" según la terminología de la época), natural de Almonte, en 1692. Está situada en el centro del jardín que embellece la plaza.

Su correcta denominación es Cruz de la Sierpes, y es posible que este sea el motivo del nombre de la famosa calle sevillana que fue bautizada con este vocablo del latín que significa "serpientes". La verdadera Cruz de Cerrajería era otra de madera, hoy desaparecida, y que estaba en la cercana calle homónima. Estos datos fueron comprobados por historiadores como Palomero Páramo y Delgado Aboza, quienes localizaron documentos que certifican la primitiva ubicación de la cruz de la Plaza de Santa Cruz en el cruce de la calle Sierpes con Rioja.

Tenía carácter devocional y conmemoraba la Exaltación de la Cruz. Posiblemente, el interior del cubículo octogonal de la base custodiaría una reliquia del Lignum Crucis, la Vera Cruz de Cristo.

Parece ser que la Cruz de las Sierpes fue dorada al año siguiente de terminarse, en 1693, y allí permaneció hasta 1729, año en el que se quitó de aquel lugar para facilitar la entrada del cortejo de Felipe V en la ciudad. Será colocada allí de nuevo en 1734 por petición de los vecinos, hecho que tiene una anécdota curiosa. Resulta que en ese año de 1734 la sequía castigó a la ciudad, algo que provocó las temidas malas cosechas y el franciscano Sebastián de Jesús falleció vaticinando antes dos sucesos: que el infante don Carlos de Borbón llegaría a ser rey (algo que se cumplió) y que la sequía solo tendría fin si la cruz que se había retirado para no estorbar en la entrada del cortejo real en 1729, volvía a la esquina de Sierpes. El cabildo hizo caso y la cruz sería restituida a su lugar. Cuentan las crónicas que la lluvias aparecieron en cuanto los obreros se pusieron manos a la obra.

No sería esta la única vez que la Cruz de las Sierpes sería retirada de su lugar, algo que ocurrió en varias ocasiones al ser un lugar de paso de procesiones y grandes cortejos. Cada vez que era retirada, se la llevaban al vecino convento de las Mínimas hasta que al ser desamortizado, se llevó definitivamente a mediados del 1800 al Museo Arqueológico Provincial (situado en el antiguo Convento de la Merced, actual Museo de Bellas Artes), y allí estuvo hasta que en 1921 se decidió colocarla en su ubicación actual por la iniciativa del escritor Santiago Montoto, que materializó el arquitecto Juan de Talavera y Heredia en la remodelación de la plaza.

(5) Convento de Las Teresas

Más información e imágenes: HAZ CLIC AQUÍ.

Este convento lo fundó Santa Teresa de Ávila en 1575. El 29 de mayo de dicho año, el arzobispo de Sevilla les dio permiso para celebrar allí la Santa Misa sin toque de campana.

El exterior es bastante sobrio con columnas esquineras de origen antiguo, romano o visigodo. Destaca, sobre todo, su pórtico principal por tener en su parte superior el tejaroz de más antigüedad y de aire medieval que se ha conservado hasta hoy día, dándonos una idea de los que había en las iglesias de estilo gótico-mudéjar y que han desaparecido en su totalidad. Podemos apreciar en su parte inferior unos frescos de estética manierista.

En lo referente a la arquitectura interior destacan los retablos barrocos de su iglesia, a la que se puede entrar para asistir a la Eucaristía, que se celebra allí de lunes a sábado a las 8:45 h, y los domingo y festivos a las 9:00 h.

También hay que destacar que en el interior del convento se hallan varias reliquias de Santa Teresa de Jesús, entre las que están los mantos bordados por la santa castellana o una capa que ella usaba, pero la que se considera más importante de todas ellas por su valor histórico es el manuscrito original autógrafo de Las Moradas o el castillo interior.

Reliquias custodiadas en el convento: HAZ CLIC AQUÍ.

(6) Palacio de Miguel de Mañara

Esta casa palaciega es una de tantas que tenemos en Sevilla como legado del auge de la ciudad durante el llamado Siglo de Oro. En su interior hay un magnífico patio renacentista. En su exterior destaca su pórtico y el enrejado de las ventanas original de la época, cuyo diseño es diferente en cada una.

En la fachada hay un recuerdo del bombardeo que sufrió Sevilla en el año 1843 a manos del General Van Halen por orden del autócrata Espartero quien usurpó el gobierno al la regente María Cristina (su hija será Isabel II). Pocos días después de la férrea defensa de Sevilla, se sumaron otras ciudades de toda España y el infame dictador tuvo que huir a Londres donde fue recibido con honores de héroe. Por esta hazaña, Isabel II le otorgó a la ciudad hispalense el título de INVICTA.

(7) Iglesia de San Bartolomé

Es uno de los pocos exponentes de la arquitectura neoclásica sevillana, y es obra de su más insigne arquitecto en la ciudad hispalense: José de Echamorro, quien también realizó la reconstrucción de la cercana Iglesia de San Ildefonso, y cuya obra más icónica es la Puerta de Córdoba, que hoy día es uno de los lugares más visitados de la cercana ciudad de Carmona.

Se ubica este templo católico sobre el solar de una antigua sinagoga del barrio judío. En las catas arqueológicas que se han realizado en su subsuelo no se han hallado los restos de una mezquita que se cree que existió con anterioridad a la sinagoga en esta zona. Hoy día, solo se ha certificado la existencia de los restos de unos baños de época andalusí en el que fue la Casa-Palacio de los Mañara, que se encuentra muy cerca de la iglesia.

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