El Arte de la Cerámica y del Azulejo en Sevilla
Azulejos publicitarios hechos en Triana a principios del siglo XX
Cartel explicativo hecho con azulejos a finales del siglo XX
Mural de finales del s. XX junto a la Iglesia sede de la Hdad. de la Mortaja.(Situado en el compás del antiguo Convento de Ntra. Sra. de la Paz)
0. ENLACES DE INTERÉS
a. T01 NUESTRA PREHISTORIA Y PROTOHISTORIA*Primer tema del plan de estudios: HAZ CLIC AQUÍ.
b. Museo Arqueológico de Sevilla**Publicaciones anteriores a las obras actuales.Sótano (Edades del Bronce y del Hierro): HAZ CLIC AQUÍ.Tesoro de El Carambolo (y otros): HAZ CLIC AQUÍ.Prerromanos y romanos (1ª parte): HAZ CLIC AQUÍ.Romanos (2ª parte): HAZ CLIC AQUÍ.Visigodos y Al-Ándalus: HAZ CLIC AQUÍ.
1. PRESENTACIÓN DEL TEMA
Sevilla es una ciudad cuyos orígenes son antiquísimos. Hay autores que afirman que los primeros asentamientos humanos de la urbe hispalense datan de unos 900 años antes de Cristo, cuando tenía el nombre de "Spal". Entonces, se cree que era una pequeña colonia fenicia. Otros investigadores sostienen que era una población mixta de habitantes autóctonos previos a la colonización fenicia que se habían aculturado e, incluso, mestizado con esos comerciantes del Oriente mediterráneo.
La Cerámica en Sevilla es tan antigua como la existencia de la ciudad. Hay restos cerámicos que constatan la antigüedad de aquella primera civilización hispalense que llamamos Spal.
“Spal” o “Ispal”, en la lengua semítica de los fenicios, tendría como significado «el que soporta o sujeta». Esto es lo que sostiene San Isidoro de Sevilla en sus “Etimologías”: «Hispalis autem a situ cognominata est, eo quod in solo palustri suffixis in profundo palis locata sit, ne lubrico atque instabili fundamente cederet», cuya traducción es la siguiente: "Hispalis, en cambio, era conocido por su ubicación, porque estaba colocado en un montón profundo en el suelo del pantano, para que no cediera sobre un cimiento resbaladizo e inestable".
La anterior hipótesis tiene bastante lógica, pues Spal se edificó en un terreno pantanoso sobre pequeñas elevaciones del terreno sobre el Lago Ligustino, un extenso golfo interior, por lo que fue necesario edificar sus cabañas sobre estacas o palos. De hecho, incluso hoy día constatamos que el subsuelo del centro urbano de Sevilla sigue estando muy empantanado, con un nivel freático en torno a los 5 metros. Aunque, en principio, esta teoría puede parecer acertada, es muy probable que no lo sea. Posiblemente, la similitud fonética de la raíz léxica "spal" y del posterior topónimo latino "Hispalis" con el término "palus" del latín, puede haber llevado a un error interpretativo.
Hay otros autores atribuyen al término "Spal" significados muy distintos. En los primeros estudios arqueológicos se afirmaba que se había de traducir como “sitio bajo y rodeado de agua”, porque estaba ubicada en un inmenso estuario del Guadalquivir, algo muy parecido a lo que hoy vemos en la desembocadura del río Tajo. Últimamente, se argumenta que "Spal" vendría de un topónimo anterior “S'Baal”, es decir, “la isla de Baal”. El término fenicio “Baal” era una de las formas de dirigirse a la divinidad, como hoy nosotros llamamos a Dios “el Señor”. Así que “Spal” se traduciría como “La isla del Señor”.
Aprovechando que antes hemos aludido al gran santo erudito de la Híspalis visigoda, San Isidoro de Sevilla, os doy un dato de interés: en excavaciones arqueológicas realizadas en los años 70 junto a la Iglesia de San Isidoro, donde se cree que nació dicho santo en torno al año 535 d.C., se han encontrado piezas cerámicas datadas en el siglo VIII a.C. (700 años antes de Cristo). Si quieres un poco más de información: haz clic aquí.
Aunque la ciudad de Sevilla empieza su existencia unos 1000 años antes de Cristo, las huellas de civilizaciones antiguas es muy anterior en otros puntos de la provincia como, por ejemplo, vemos en los monumentos funerarios (tholos) que conocemos como los "Dólmenes" de Valencina, que tienen 5 milenios de antigüedad.
Investigadores de un equipo de arqueólogos, historiadores, sociólogos y expertos en lingüística han aunado sus esfuerzos durante tres años para crear el documental Atlantis, la ciudad perdida. En este reportaje audiovisual, los investigadores enclavan La Atlántida en Valencina de la Concepción, Sevilla, o los Alcores. Descartan, por tanto, otros lugares que ya habían postulado como candidatas a ser la sede de esta ciudad, o región, como Santorini en Grecia o las Islas Canarias. Si quieres ver más información sobre ello, haz clic aquí.
Los primeros restos cerámicos encontrados en los yacimientos arqueológicos de la provincia de Sevilla corresponden a ese gran emporio económico y cultural de la Edad de Bronce y que, tras los últimos estudios, es muy probable que fuese el Imperio de la Atlántida.
En el Museo Arqueológico de Sevilla encontramos una magnífica colección de piezas con las que podemos ver la Historia del Arte de la Cerámica en toda la provincia desde los inicios hasta la época andalusí. Arriba están los enlaces donde puedes ver gran parte de los tesoros que alberga.
Tras la incorporación de Sevilla al Reino de Castilla de la mano de Fernando III el Santo en 1248, la ciudad se convirtió en un enclave comercial europeo de capital importancia geoestratégica. Con la conquista del Reino de Sevilla, la Cristiandad controlaba militarmente el paso del Estrecho de Gibraltar, por lo cual se abría el tráfico marítimo entre los dos grandes polos del comercio y la cultura de Europa: Italia y Flandes. Justamente, Sevilla se encuentra a medio camino de la travesía y, al ser un puerto interior, estaba resguardada de los ataques de la piratería berberisca. Estas son las condiciones ideales para que Sevilla se convierta en el punto de conexión de la Europa del Mediterráneo y la de Atlántico Norte. A partir de entonces, muchos mercaderes italianos y flamencos se establecen en la ciudad, lo que genera una floreciente industria. Hay un auge de la fabricación textil, de los astilleros, de las herrerías... Y, sobre otros gremios, destaca el de la cerámica, que se sitúa en Triana, barrio que era el principal núcleo industrial de la Sevilla de aquella época.
No obstante, la época de mayor esplendor de la cerámica trianera se dio a comienzos del siglo XVI, motivado por el hecho de que la urbe hispalense pasó a ser, fundamentalmente, la puerta del comercio de las Indias. Por Sevilla entraban en Europa los productos traídos de América y Filipinas. Varios estudios estiman que habían más de 50 talleres cerámicos en el arrabal de Triana que, principalmente, se dedicaban a la fabricación de piezas de barro cocido para uso doméstico, para el almacenaje y conservación de alimentos, y para el transporte de productos de todo tipo.
Hubo un hecho que revolucionó este gremio sevillano a principios del siglo XVI: la llegada de Niculoso Pisano (Francisco Niculoso) al que se le conoció con el apodo de el "Pisano" porque procedía de la ciudad italiana de Pisa. Este magnífico ceramista italiano trajo las innovaciones técnicas y estéticas del Renacimiento: sobre una base de esmalte blanco pintaba unos muy bellos motivos de gran diversidad temática con pinceles a mano alzada, del mismo modo que se hacía en las artes pictóricas.
Obras destacadas de Niculoso Pisano son, entre otras, las siguientes, las cuales han permanecido bien conservadas hasta hoy: Pórticos del monasterio de Santa Paula de Sevilla, los retablos como los del Monasterio de Tentudía en Calera de León (Badajoz) y el Oratorio de los Reyes Católicos en el Real Alcázar de Sevilla, o la laude sepulcral de Iñigo Lopes en la Parroquia de Santa Ana firmada en 1503.
En la segunda mitad del siglo XVI llegaron a Triana los hermanos Pésaro, procedentes de Génova, y Frans Andries de Amberes, quienes recuperaron las técnicas de pintura a pincel sobre paneles cerámicos y la estética innovadora del Renacimiento.
Frans Andries, cuyo nombre y apellido se castellanizó como Francisco de Andrea, firmó un contrato con el ceramista Roque Hernández para utilizar los hornos de su fábrica, como contrapartida se comprometía a enseñarle su técnica pictórica sobre paneles cerámicos durante un año.
Aunque no se sabe mucho de la obra de Andrea, gracias al susodicho contrato se tiene noticia del trabajo del yerno de Hernández, Cristóbal de Augusta, ceramista cuya actividad quedó registrada entre 1570 y 1599 como “maestro de hacer y fabricar azulejos del pisano”. Sus obras, de vivos colores con una mezcla de renacimiento italiano y flamenco, decoran importantes edificios como los zócalos de los salones del palacio gótico del Real Alcázar de Sevilla (1577-1578), el panel de la Virgen del Rosario del Museo de Bellas Artes de Sevilla (1577) y varios zócalos de diferentes Iglesias y conventos sevillanos.
También hay una importante escuela de ceramistas que vinieron a Triana en la segunda mitad del siglo XVI y, en esta misma época, destaca la obra de un artista local: Alonso García, era otro seguidor del modelo pisano, que es el autor de los zócalos de la Capilla de las Ánimas del Purgatorio de la Iglesia de Santa Ana de Triana, y del imponente zócalo del presbiterio del Presbiterio de la Iglesia del Convento de Santa María de Jesús de Sevilla, obra realizada en 1589.
A finales del siglo XVI y principios del XVII la producción alfarera, ceramista y de azulejos de las fábricas trianeras seguía teniendo una gran pujanza. Muestra de ello son los numerosos zócalos para claustros e iglesias por autores tan eminentes como Hernando de Valladares y la familia Sepúlveda, los cuales incorporaron una profusa decoración imitando los textiles bordados para cubrir los altares. Son magníficas obras salidas de estos talleres los zócalos o frontales que vemos en los patios del Museo de Bellas Artes de Sevilla, en la Capilla Sacramental de la Iglesia de San Esteban (Sevilla), en la iglesia del Convento de Santa Paula (Sevilla), en la Iglesia de Santiago de Carmona, y en el convento de Santo Domingo en Lima (Perú), entre otros lugares.
Los magníficos azulejos barrocos de la Iglesia de Santa María la Blanca son una maravilla cuya autoría el historiador Teodoro Falcón atribuye a Diego de Valladares por su similitud con los de la Iglesia del Sagrario de la Catedral de Sevilla, datados en 1657 y los que hay documentos que atestiguan que fueron realizados por el mencionado ceramista trianero. La estética bicromática en blanco y azul de estos hermosos paneles cerámicos nos habla de la clara influencia de la escuela de Delft, cuyos esmaltes eran de una calidad tan excelente como la de la porcelana china. Para saber más sobre estos bellísimos azulejos y su exquisita restauración, HAZ CLIC AQUÍ.
En el siglo XVIII los gustos de la época se decantaron por nuevas temáticas más variadas y libres, destacando las escenas de caza y otros motivos paisajísticos donde la naturaleza es la principal protagonista. Se siguió fabricando una gran cantidad de productos variados, como los botes en blanco y azul para las boticas, o como los paneles decorativos a modo de cuadro en los que el azul protagonista se combina con los tonos ocres, los amarillos, los verdes y el negro azabache cuyo cuño estético es genuino de la cerámica de Triana.
Durante el siglo XIX fue muy importante a nivel nacional la producción de la fábrica de cerámicas de la Cartuja de Santa María de las Cuevas en Sevilla regentada por el Marqués de Pickman. Esta cerámica ha sido siempre muy apreciada por su excelente calidad y primorosa estética en la que predomina la bicromía blanquiazul. El nombre de la fábrica alcanzó gran notoriedad en todo el mundo, ganando premios internacionales en las exposiciones internacionales de París (1856, 1867 y 1878), Londres (1862), Oporto (1865), Viena (1872), Barcelona (1888), Bayona (1864), Filadelfia (1876), etcétera3 y pasará a ser proveedora de la Casa Real en 1871, con Amadeo I de Saboya.
En el siguiente enlace tienes un breve artículo de Wikipedia* con su historia.*Si quieres verlo, HAZ CLIC AQUÍ.
Finalmente, terminamos este breve repaso por la cerámica hispalense destacando la importancia de la figura del gran genio de la arquitectura del siglo XX: Aníbal González, quien le dio un grandísimo impulso a esta industria que tanta belleza ha creado.
Indudablemente, la colosal obra de la Plaza de España no solo dio vida a las fábricas del azulejo trianero durante la construcción de dicha colosal maravilla arquitectónica, sino que su modelo estético sublime, donde la ornamentación con azulejo y cerámicas vidriadas es protagonista, tuvo tal éxito que una gran parte de los edificios a partir de entonces tuvieron también la misma ornamentación de fachadas engalanadas con lienzos de azulejos, balaustradas de cerámica vidriada o pináculos similares a los jarrones chinos.
Hay que destacar, también, el uso publicitario de los paneles de azulejos en la primera mitad del siglo XX, lo que seguía manteniendo con vida a bastantes talleres familiares.
Hoy día perviven solo unos pocos talleres artesanos que mantienen la tradición artesana pero con muy poco volumen de producción.
Si deseas tener mucha más información acerca de la Historia de la Cerámica de Triana, HAZ CLIC AQUÍ.
2. TÉCNICAS DEL AZULEJOArtículo sobre su historia*: HAZ CLIC AQUÍ.Enlace anterior: culturaydeporte.gob.es
TÉCNICA DE CUERDA SECA
TÉCNICA DE ARISTA O DE CUENCAS
Azulejos publicitarios hechos en Triana a principios del siglo XX
Cartel explicativo hecho con azulejos a finales del siglo XX
Mural de finales del s. XX junto a la Iglesia sede de la Hdad. de la Mortaja.
(Situado en el compás del antiguo Convento de Ntra. Sra. de la Paz)
No obstante, la época de mayor esplendor de la cerámica trianera se dio a comienzos del siglo XVI, motivado por el hecho de que la urbe hispalense pasó a ser, fundamentalmente, la puerta del comercio de las Indias. Por Sevilla entraban en Europa los productos traídos de América y Filipinas. Varios estudios estiman que habían más de 50 talleres cerámicos en el arrabal de Triana que, principalmente, se dedicaban a la fabricación de piezas de barro cocido para uso doméstico, para el almacenaje y conservación de alimentos, y para el transporte de productos de todo tipo.
Hubo un hecho que revolucionó este gremio sevillano a principios del siglo XVI: la llegada de Niculoso Pisano (Francisco Niculoso) al que se le conoció con el apodo de el "Pisano" porque procedía de la ciudad italiana de Pisa. Este magnífico ceramista italiano trajo las innovaciones técnicas y estéticas del Renacimiento: sobre una base de esmalte blanco pintaba unos muy bellos motivos de gran diversidad temática con pinceles a mano alzada, del mismo modo que se hacía en las artes pictóricas.
Obras destacadas de Niculoso Pisano son, entre otras, las siguientes, las cuales han permanecido bien conservadas hasta hoy: Pórticos del monasterio de Santa Paula de Sevilla, los retablos como los del Monasterio de Tentudía en Calera de León (Badajoz) y el Oratorio de los Reyes Católicos en el Real Alcázar de Sevilla, o la laude sepulcral de Iñigo Lopes en la Parroquia de Santa Ana firmada en 1503.
En la segunda mitad del siglo XVI llegaron a Triana los hermanos Pésaro, procedentes de Génova, y Frans Andries de Amberes, quienes recuperaron las técnicas de pintura a pincel sobre paneles cerámicos y la estética innovadora del Renacimiento.
Frans Andries, cuyo nombre y apellido se castellanizó como Francisco de Andrea, firmó un contrato con el ceramista Roque Hernández para utilizar los hornos de su fábrica, como contrapartida se comprometía a enseñarle su técnica pictórica sobre paneles cerámicos durante un año.
Aunque no se sabe mucho de la obra de Andrea, gracias al susodicho contrato se tiene noticia del trabajo del yerno de Hernández, Cristóbal de Augusta, ceramista cuya actividad quedó registrada entre 1570 y 1599 como “maestro de hacer y fabricar azulejos del pisano”. Sus obras, de vivos colores con una mezcla de renacimiento italiano y flamenco, decoran importantes edificios como los zócalos de los salones del palacio gótico del Real Alcázar de Sevilla (1577-1578), el panel de la Virgen del Rosario del Museo de Bellas Artes de Sevilla (1577) y varios zócalos de diferentes Iglesias y conventos sevillanos.
También hay una importante escuela de ceramistas que vinieron a Triana en la segunda mitad del siglo XVI y, en esta misma época, destaca la obra de un artista local: Alonso García, era otro seguidor del modelo pisano, que es el autor de los zócalos de la Capilla de las Ánimas del Purgatorio de la Iglesia de Santa Ana de Triana, y del imponente zócalo del presbiterio del Presbiterio de la Iglesia del Convento de Santa María de Jesús de Sevilla, obra realizada en 1589.
A finales del siglo XVI y principios del XVII la producción alfarera, ceramista y de azulejos de las fábricas trianeras seguía teniendo una gran pujanza. Muestra de ello son los numerosos zócalos para claustros e iglesias por autores tan eminentes como Hernando de Valladares y la familia Sepúlveda, los cuales incorporaron una profusa decoración imitando los textiles bordados para cubrir los altares. Son magníficas obras salidas de estos talleres los zócalos o frontales que vemos en los patios del Museo de Bellas Artes de Sevilla, en la Capilla Sacramental de la Iglesia de San Esteban (Sevilla), en la iglesia del Convento de Santa Paula (Sevilla), en la Iglesia de Santiago de Carmona, y en el convento de Santo Domingo en Lima (Perú), entre otros lugares.
Los magníficos azulejos barrocos de la Iglesia de Santa María la Blanca son una maravilla cuya autoría el historiador Teodoro Falcón atribuye a Diego de Valladares por su similitud con los de la Iglesia del Sagrario de la Catedral de Sevilla, datados en 1657 y los que hay documentos que atestiguan que fueron realizados por el mencionado ceramista trianero. La estética bicromática en blanco y azul de estos hermosos paneles cerámicos nos habla de la clara influencia de la escuela de Delft, cuyos esmaltes eran de una calidad tan excelente como la de la porcelana china. Para saber más sobre estos bellísimos azulejos y su exquisita restauración, HAZ CLIC AQUÍ.
En el siglo XVIII los gustos de la época se decantaron por nuevas temáticas más variadas y libres, destacando las escenas de caza y otros motivos paisajísticos donde la naturaleza es la principal protagonista. Se siguió fabricando una gran cantidad de productos variados, como los botes en blanco y azul para las boticas, o como los paneles decorativos a modo de cuadro en los que el azul protagonista se combina con los tonos ocres, los amarillos, los verdes y el negro azabache cuyo cuño estético es genuino de la cerámica de Triana.
Durante el siglo XIX fue muy importante a nivel nacional la producción de la fábrica de cerámicas de la Cartuja de Santa María de las Cuevas en Sevilla regentada por el Marqués de Pickman. Esta cerámica ha sido siempre muy apreciada por su excelente calidad y primorosa estética en la que predomina la bicromía blanquiazul. El nombre de la fábrica alcanzó gran notoriedad en todo el mundo, ganando premios internacionales en las exposiciones internacionales de París (1856, 1867 y 1878), Londres (1862), Oporto (1865), Viena (1872), Barcelona (1888), Bayona (1864), Filadelfia (1876), etcétera3 y pasará a ser proveedora de la Casa Real en 1871, con Amadeo I de Saboya.
En el siguiente enlace tienes un breve artículo de Wikipedia* con su historia.
*Si quieres verlo, HAZ CLIC AQUÍ.
Finalmente, terminamos este breve repaso por la cerámica hispalense destacando la importancia de la figura del gran genio de la arquitectura del siglo XX: Aníbal González, quien le dio un grandísimo impulso a esta industria que tanta belleza ha creado.
Indudablemente, la colosal obra de la Plaza de España no solo dio vida a las fábricas del azulejo trianero durante la construcción de dicha colosal maravilla arquitectónica, sino que su modelo estético sublime, donde la ornamentación con azulejo y cerámicas vidriadas es protagonista, tuvo tal éxito que una gran parte de los edificios a partir de entonces tuvieron también la misma ornamentación de fachadas engalanadas con lienzos de azulejos, balaustradas de cerámica vidriada o pináculos similares a los jarrones chinos.
Hay que destacar, también, el uso publicitario de los paneles de azulejos en la primera mitad del siglo XX, lo que seguía manteniendo con vida a bastantes talleres familiares.
Hoy día perviven solo unos pocos talleres artesanos que mantienen la tradición artesana pero con muy poco volumen de producción.
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AZULEJO TRADICIONAL SEVILLANO
(técnica de cuerda seca, estarcido y bajorrelieves a modo de yeserías mudéjares)
AZULEJO TRADICIONAL PORTUGUÉS
(cuerda seca árabe, técnica hispano-musulmana de arista y técnica italiana renacentista)
¡CONOCED SEVILLA Y SUS MARAVILLAS!
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